Su padre volvió
apurado aquel día, Javiera armaba un proyecto para el colegio y no dudo dos
veces en olvidarlo cuando vio al pequeño pájaro entre las manos de su papá,
tenía un ala rota y el rojo sangre manchaba su blanco plumaje.
-
¿Qué pasó papá? -pregunto la
joven-
-
Un idiota la atropello, estoy seguro que la
vio y no amago a detenerse, así que como yo estaba cerca de casa la traje a ver
si podés salvarla
-
¿yo?
-
A vos te gustan los animales ¿o
no?
-
Sí, claro, pero ¿salvarla?
Y, sin embargo,
Javiera salvó al ave, la llamó Gaviota, entablillo el ala, la limpio y con el
tiempo sus plumas relucieron nuevamente, la alimento y un día volvió a volar.
Parecía que el ave se iría que continuaría su peregrinación por el mundo, pero no fue
así, se adaptó a la vida de Javiera y donde ella iba su ave parecía seguirla
desde el aire.
Una tarde sucedió
la catástrofe, la nieve había dejado un manto blanco en el suelo, la noche helada
había convertido esa nieve en hielo, Javiera estaba por llegar a casa cuando de repente, al cruzar una esquina fue atropellada por un automóvil que no alcanzo a
maniobrar.
Desde el aire
Gaviota baja cual halcón velozmente para posarse al lado de Javiera que yace
tendida, Javiera esboza una sonrisa y parece dejar este mundo, entonces Gaviota
se para frente a ella y abre las alas. Se miraron a los ojos y sus almas dieron
un salto, solo ellas lo supieron y poco después Gaviota murió.
Javiera alzo sus
alas blancas y sondeo el aire con un nudo en la garganta, agradeció a su
mascota, mejor dicho, su amiga, que le daba una segunda oportunidad...
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1 comentario:
Excelente historia
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