Normalmente se van, pero ella no pudo dejarlos.
Miró el mar extenso e infinito, miró la arena, miró los pequeños huevitos, los tapó y les prometió que regresaría. Y así lo hizo, todos los días volvía, si se iba era para comer, para juntar fuerzas y resistir la inclemencia del aire al que no podía acostumbrarse.
El día señalado tardó, pero llegó, ese día su corazón se llenó primero de felicidad y luego de miedo. Las gaviotas surcaban el cielo y cual aves rapaces se abalanzaban en bandadas sobre las pequeñas tortuguitas indefensas.
Mamá tortuga recordó sus primeros pasos y a aquellas tortuguitas que no lograron cruzar la playa, entonces llena de valor comenzó a caminar junto a sus bebes. Muchas gaviotas obtuvieron su bocado, pero, ¡algunas no!, algunas chocaron de frente con mamá tortuga, enorme, yendo al mar como antaño, esta vez, rodeada de sus pequeñitos, dándoles una oportunidad única, ¡la oportunidad de comenzar!
Miró el mar extenso e infinito, miró la arena, miró los pequeños huevitos, los tapó y les prometió que regresaría. Y así lo hizo, todos los días volvía, si se iba era para comer, para juntar fuerzas y resistir la inclemencia del aire al que no podía acostumbrarse.
El día señalado tardó, pero llegó, ese día su corazón se llenó primero de felicidad y luego de miedo. Las gaviotas surcaban el cielo y cual aves rapaces se abalanzaban en bandadas sobre las pequeñas tortuguitas indefensas.
Mamá tortuga recordó sus primeros pasos y a aquellas tortuguitas que no lograron cruzar la playa, entonces llena de valor comenzó a caminar junto a sus bebes. Muchas gaviotas obtuvieron su bocado, pero, ¡algunas no!, algunas chocaron de frente con mamá tortuga, enorme, yendo al mar como antaño, esta vez, rodeada de sus pequeñitos, dándoles una oportunidad única, ¡la oportunidad de comenzar!
No hay comentarios:
Publicar un comentario