El pescador

Cuando me acerque a ese hombre que pacientemente pescaba en la orilla del mar, lo hice solamente para pedirle indicaciones. Estaba perdido, perdido en todos los sentidos.

-Hola señor, disculpe.
-Sí, qué puedo hacer por ti -dijo sin voltear a verme.
-Estoy buscando esta dirección, mi hermano me dio las indicaciones, pero no he visto una casa en kilómetros.
- Y seguramente no la veras –dijo sonriendo.
- A qué se refiere, tengo un mapita y creo ir en la dirección correcta.
- A veces no es suficiente un ¡mapita!, además, debes asegurarte de que el lugar se llama como supones que se llama. Dime ¿cuándo fue la última vez que viste un cartel de señalización?
-Pues, la verdad, hace un buen rato, solo me he guiado por la costa del mar.
-Y ¿cómo sabes que este el mar de tu mapa?
-Bueno, -sonreí y en tono irónico respondí- no he cruzado la cordillera.
-Dime ¿a qué hora saliste de tu casa?

De pronto tuve un lapsus, no recordaba a qué hora salí, mis recuerdos se iniciaban en la misma ruta, con un mapa y con el mar a mi costado.

-No te preocupes, la mayoría de las personas no sabe cómo ha llegado a estar donde está, y sin embargo, cada acción que realizamos nos lleva hacia donde estamos…

Yo estaba mudo intentando recordar, estaría soñando, de hecho no recordaba que mi hermano me hubiese entregado ese mapa, ni que él pudiese estar cerca de ese lugar, y pensándolo bien hacía más de dos años que no lo veía. El hombre frente al mar seguía hablando y yo empecé a notar el paisaje que no se parecía al que recordase en viajes anteriores, con ese mar agresivo de olas pronunciadas, con ese viento constante y con las laderas llenas de riscos, no. El mar estaba calmo, no había piedras, solo arena, más allá, en vez de maleza rauda había pequeños árboles frutales.

-¿Dónde estoy?
-No, no estas soñando, y tampoco estas muerto, ja, ja,  a veces una idea o la pregunta correcta abren nuevos estados de conciencia y eso es lo que te ha sucedido.
-No comprendo -conteste, mientras una sensación de calma y bienestar me invadía.
-Comprenderás.

El hombre dejó su caña en el suelo y giro a verme, en ese momento entendí que el camino recién comenzaba

Algo maravilloso sucedió entonces, cuando el hombre dejó de pescar, el mar desapareció.

Continuara…





Fin. Tal vez...
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