Treinta de diciembre cierre de mes, es tiempo de entregar los informes al jefe.
En los últimos años los ingresos han sido descomunales, superaron con creces cualquier expectativa o pronostico realizado. Como en cualquier otro negocio mayores ingresos generan lógicamente más trabajo, lo cual, significa ampliar la dotación de personal para poder abarcar sin problemas la demanda. Sin embargo, este lugar es especial, no solo no se aumentó el personal, sino que algunos debieron asumir nuevas responsabilidades. Por supuesto, nadie reclamo, aquí no existen los gremios y mucho menos un departamento de recursos humanos y en este lugar siempre se podría estar peor, literalmente.
Aníbal está encargado de anotar manualmente los ingresos, Caronte es incapaz de hacerlo así que el jefe decidió asignarle la tarea a mi buen amigo Aníbal, ambos llegamos juntos y probablemente no tuvimos tan mala suerte como otros. Por mi parte llevo los libros y entrego los informes, prácticamente trabajamos veinticuatro horas por día, dado principalmente a que el flujo de entrada es constante.
Hemos cumplido, Satán entró, miró el informe y sonrió, nuevamente se ha sobrepasado la meta, la entrada de almas este mes ha superado nuevamente a nuestra competencia directa.
El jefe está feliz y quizá pensando en traer a alguien para que nos ayude.
En los últimos años los ingresos han sido descomunales, superaron con creces cualquier expectativa o pronostico realizado. Como en cualquier otro negocio mayores ingresos generan lógicamente más trabajo, lo cual, significa ampliar la dotación de personal para poder abarcar sin problemas la demanda. Sin embargo, este lugar es especial, no solo no se aumentó el personal, sino que algunos debieron asumir nuevas responsabilidades. Por supuesto, nadie reclamo, aquí no existen los gremios y mucho menos un departamento de recursos humanos y en este lugar siempre se podría estar peor, literalmente.
Aníbal está encargado de anotar manualmente los ingresos, Caronte es incapaz de hacerlo así que el jefe decidió asignarle la tarea a mi buen amigo Aníbal, ambos llegamos juntos y probablemente no tuvimos tan mala suerte como otros. Por mi parte llevo los libros y entrego los informes, prácticamente trabajamos veinticuatro horas por día, dado principalmente a que el flujo de entrada es constante.
Hemos cumplido, Satán entró, miró el informe y sonrió, nuevamente se ha sobrepasado la meta, la entrada de almas este mes ha superado nuevamente a nuestra competencia directa.
El jefe está feliz y quizá pensando en traer a alguien para que nos ayude.
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