Una visita inesperada

Helena se despertó temprano, miró a su costado y una sonrisa se dibujó en su rostro, besó a Pablo su esposo y se levantó corriendo a despertar a sus hijos para enviarlos al colegio.
Preparó rápidamente el desayuno, leche con cereales para todos, hasta el gato vio su plato llenarse de dicho manjar.
Pablo da vueltas en la cama, hoy tiene franco y no planea levantarse hasta el cansancio, lo cual, inevitablemente llega, junto con un fuerte dolor intestinal, obligado a ir al baño se resiste, y cierra los ojos dos minutos más.

Se levanta sonriendo, besa a su mujer y abraza a cada uno de sus hijos, se sientan, desayunan juntos y quince minutos después llega el transporte. Pablo acompaña a los niños hasta el furgón escolar, los abraza, les dice que los ama y se van.
Los pequeños se han ido, como al principio Helena y Pablo quedan solos. De la mano, vuelven a la cama. Tras un arrebato de pasión, se levantan a tomar mate.
Pablo pone el agua a hervir, mientras, Helena saca carne picada de la heladera para preparar el almuerzo.


Suena el timbre.

Ella va hacia la puerta, al acercarse siente el aire frío (un halo de vapor se forma cuando respira), al abrirla, queda helada juraría haber vivido este momento.

Buen día, Helena disculpa ¿te sientes bien?
Sí, no es nada, un mareo, que anda buscando contesta, casi sin preguntarse por qué aquel hombre la conocía
Ah, estoy buscando a Pablo.
Sí, ¿de parte de quién?
Del ángel de la muerte.

Helena quedó atónita, no sabía si echar a patadas al imbécil, reír, llorar, no lo sabía, y no podía hacer nada, quedó estupefacta, lo único que atinó a decir fue

Pablo te buscan.
¿Quién es?.
No sé, vení.
Si lo prefieres puedes llamarme Tártaro.
¡Pablo apúrate!.

Pablo se acercó, despeinado, en chancletas, miró de reojo al hombre elegantemente vestido.

Sí, en qué puedo ayudarle.
Vengo por ti dijo, tendiendo su mano, en gesto de saludo Mi nombre es Tártaro.
Qué tal..., Pablo al estrechar la mano del hombre sintió la sangre detenerse en sus venas.

Pablo no había despertado aquella mañana, murió en el sueño relatado, sufrió un ataque al corazón.


3ra conversación entre Pablo y Tártaro

¿Por qué?
Era tu momento
¿Y era necesaria la presentación?
Por supuesto
¿Por qué?
A todos siempre se le da una segunda oportunidad
Pero a mí no me la diste, me dijiste hola y me mataste

Tártaro sonrió, se detuvo y miró a Pablo.
Moriste, esta noche mientras dormías... Te felicito pocos hombres han cambiado su destino como tú.

Un día normal

Pablo ha despertado nuevamente tarde, debe ir al trabajo, entra a las 8:00 y son las 7:30 no llegara a tiempo, regaña contra Helena por no haberlo despertado antes, ella, por su parte, lo había despertado a las 6:00, 6:15, 6:30 hasta que consciente o inconscientemente Pablo le gritó que lo dejara en paz. Helena pre-paró los cereales, vistió y alimento a los niños. Preparó la ropa de Pablo y esperó al furgón escolar. Subió uno por uno a los niños y el furgón se fue.
Afuera un hombre de mirada penetrante la observa, parece agradable, está parado frente a la casa de Helena, ella lo mira, da media vuelta y entra en su casa.
Pablo esta apuradísimo son las 7:45, otra vez llegara tarde, y le han dicho que será la última. Sin despedirse, algo desarreglado sale corriendo de la casa y se le caen los documentos. Lo espera un hombre.

Pablo
Sí, que necesita, estoy apurado, sabe contesta sin siquiera mirar al hombre, mientras recoge los papeles tirados.
Ya no tienes tiempo Pablo.
Eso es lo que le estoy diciendo y quién es usted ¿lo conozco? entonces, lo mira, y una extraña sensación recorre su cuerpo.
Soy el ángel de la muerte, puedes llamarme Tártaro
Ja, ja, y ¡yo soy Batman!, puede llamarme Bruno, se puede dejar de embromar que estoy apurado.
Te quedan 15’, por más que te apures morirás, ahora dime ¿qué harás con ese tiempo?
Nada me… me voy, chao.

Pablo corrió hacia el primer colectivo que encontró, al alzar la mano sintió una puntada aguda en el pecho, miró alrededor, se apoyó contra una pared y murió.

1 era conversación entre Tártaro y Pablo
¿Por qué?
Era tu momento
Y era necesaria la presentación
Por supuesto
¿Por qué?
A todos siempre se le da una segunda oportunidad
Pero por qué no fuiste más... se quedó pensando y hubiese querido llorar, pero no podía  Entonces, no era mi momento.
¿mm?
Tú lo has dicho, una segunda oportunidad, tengo derecho a una
Claro, si me hubieses escuchado desde el principio.
Pero como iba a creerte, acaso tú crees que es común que alguien venga y te diga te vas a morir, te quedan 15’
Me lo han planteado, es cierto. Está bien. Veamos qué haces con tu vida.
Pero 15 minutos es muy poco, dame un poco más
Y ¿cuánto crees que es necesario? esbozando una amplia sonrisa.
Dame hasta la tarde para decirle adiós a mis niños.
—Ja, ja sonrió Tártaro— Está bien

Pablo despertó, un muchacho le tendía la mano.

¿Señor se siente bien?
Sí gracias se levantó y se fue a casa.

Tenía que cambiarse, porque estaba sucio, la caída lo había maltratado y no recordaba nada, pero algo en su cabeza le decía que debía cambiar, no sabía qué, pero debía cambiar.
Llegó a su casa, Helena estaba limpiando. Eran las 8:30, llamó al trabajo y le dijeron que no se presentara, que había sido despedido. Quebrado en su rencor, empezó a maldecir contra el mundo, contra él y contra su familia, no podría estar peor y sin embargo… algo lo detuvo, algo en lo profundo de su conciencia le decía que estaba bien, que esto, pasaría.
Helena lo miraba asustada, Pablo estaba sentado e inmóvil, ella conocía sus arranques de ira y temía su enojo. Pero Pablo no hacía nada, pensaba, llamó a Helena, la abrazó, la besó y después rompió en llanto.
El día transcurrió lento. El cambio en él era notorio, ayudaba a Helena, sonreía, y decía que en el futuro pondría su propia empresa y no se preocuparía más por el trabajo, al fin y al cabo, eso está en tercer plano. Helena pensaba que se había vuelto loco, después de todo lo habían echado del trabajo, pero al menos era un loco lindo.
Los niños llegaron, se sorprendieron al ver a papá tan temprano, jugaron, no vie-ron televisión, comieron todos juntos y después se fueron a dormir.

Pablo despertó al día siguiente temprano, no podía dormir así que se levantó, se bañó, preparó el desayuno, despertó a Helena, a los niños, desayunaron y se marchó diciéndole a Helena que la amaba y que era mejor salir temprano en busca de un nuevo trabajo.
En la esquina lo esperaba un hombre

2 da conversación entre Tártaro y Pablo

Bien por ti
—Disculpe lo conozco
—Cierto, siempre lo olvido, tú no puedes recordarme, mi nombre es Tártaro, el ángel de la muerte
Pablo quedó helado, lo miró seriamente
—Me está cargando, es una broma
No, no lo es, es hora de que me acompañes.
Acompañarlo, ¿dónde?, discúlpeme me tengo que ir.

Se dio media vuelta tomó el primer colectivo que vio, pagó, se sentó, miró por la ventana a aquel hombre que se alejaba y murió.

¿Por qué?
Era tu momento
Pero por qué así
Te dije que debías acompañarme
Y si te hacía caso a la primera, que ganaba
Quizás, nada, el resultado era el mismo.
Pero soy tan joven, no es justo, ahora que quería cambiar.
Qué no es justo, según he visto has fumado desde los doce, jamás has hecho ejercicios y desde hace años tu almuerzo lo compras en “chatarras S.A.”
Veo que estas bien informado
Claro, soy eterno, no tengo ninguna otra cosa más que hacer que contar vuestros días
Y si pido otra oportunidad
Ja, ja, ja, ya la tuviste, este último día fue un regalo para ti.
¿Qué? pero no sabia
No, no lo sabias, pero tú inconsciente hizo un gran trabajo, según yo, de tus 30 años este fue uno de tus mejores días
Con razón, me sentía tan bien quería llorar, pero algo se lo impedía. Y ¿a dónde me llevas?
A tu entrevista
¿Entrevista?
Sí, todos deben pasar por ella, sopesar sus acciones para saber a cuál de los cielos están destinados.
Quieres decir que hay varios cielos
Sí, cientos de ellos
Y el infierno
También hay cientos de ellos
No entiendo
Entenderás
Espera ¿y si me toca el infierno?
No lo creo, no has hecho nada malo, tampoco nada bueno, así que digamos "madre Teresa", seguramente te tocara un cielo menor, como el de ahora.
— ¿Quieres decir que ya estaba en el cielo?
¡Ah! vas comprendiendo, no, realmente no existen los llamados cielos o infiernos, ustedes se lo crean, no tienen memoria de quienes son y al poco tiempo se empapan de su realidad y es allí cuando eligen vivir en el cielo o en el infierno.
Quiero volver
No podes, soy tártaro no el hada de la última navidad
Quiero volver, prefiero una eternidad en el infierno, pero al menos vivir por una vez sabiendo quien soy realmente, disfrutar de todo eso, nunca disfrute.
—Nadie recuerda, no depende de mí.
Entonces, déjame intentarlo, yo sé que podré recordar, algo me lo dice. Por favor, realmente quiero volver.

Las almas no lloran, pero cuando Tártaro miró a Pablo, y por primera vez vio un alma llorar, quedó tan sorprendido que no pudo más que aceptar, pero le advirtió a Pablo que su cuerpo no aguantaría mucho y que la próxima vez, no habría modo de volver.

Pablo despertó, no recordaba nada, sin embargo, fueron los mejores tres meses que cualquier hombre pudiera haber vivido.

Fin de la 3ra conversación

— ¿Y mi familia?
Ellos vivirán espléndidamente, tu cambio produjo un fuerte cambio en ellos.
— ¿y yo?
Tú has podido seguir avanzando… hacia otra parte
¿Dónde vamos?
Al próximo cielo



Fin. Tal vez....
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